Exposiciones

Kepa Garraza

14 Jun. 2024 / 30 Jul. 2024

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Este proyecto invita al espectador a reflexionar acerca de la función del monumento público dentro del entorno urbano, así como a plantearse cuestiones relacionadas con la representación del poder y la autoridad en nuestro imaginario colectivo. Para ello he ideado un juego de sustitución que invita al espectador a replantearse conceptos relacionados con la propia naturaleza del monumento, su razón de ser y su utilidad.

Mi propuesta es sencilla: elaborar una serie de modelos para esculturas imaginarias que jamás serán realizadas, pero que se plantean como alternativas de ficción a cierta tipología de estatuas muy habitual en el espacio público: el retrato de figuras que simbolizan el poder presente y pasado, en la forma de retratos de monarcas, militares, y un amplio espectro de líderes políticos, sociales o religiosos. Esta forma de representación de las estructuras de poder, personificada en aquellos que lo han ejercido o ejecutado, son parte habitual del espacio urbano y podemos encontrar innumerables ejemplos de este tipo de monumentos a lo largo de ciudades de todo el mundo. Si bien este tipo de monumentos conmemorativos de la autoridad y el poder parecen ser vestigios del pasado, su permanencia dentro del espacio público plantea cuestiones muy interesantes acerca de cómo los percibimos y de cómo convivimos con ellos.

Tomando estas cuestiones como punto de partida, he creado un grupo de obras que recrean esculturas imaginarias. Estas esculturas de ficción nos muestran diferentes escenas, desde manifestantes encapuchados portando cócteles molotov a otros enfrentándose a la policía o sosteniendo pancartas reivindicativas. Todas estas esculturas han sido generadas mediante el modelado 3d digital, obteniendo así modelos virtuales que me permiten jugar con la escala, el acabado, la textura y la iluminación de las mismas. Estas esculturas ficticias son introducidas en monumentos públicos muy conocidos, sustituyendo las figuras de mandatarios, generales o reyes. Este ejercicio de suplantación afecta solo al retrato de las figuras de poder, manteniendo inalteradas el resto de estructuras arquitectónicas que forman parte del monumento original. Algunos de estos escenarios son fácilmente reconocibles, como en el caso del Lincoln Memorial en Wahington D.C., donde la famosa escultura del presidente Lincoln sentado ha sido sustituida por una monumental estatua de un encapuchado portando un bate de béisbol en actitud amenazante.

Además he creado un segundo grupo de obras, donde estas esculturas ficticias son presentadas sobre un fondo negro y con una iluminación muy contrastada. Estas obras están concebidas como una especie de estudios preparatorios, donde ensayo diferentes soluciones relacionadas con el acabado de las mismas y su iluminación.

Mi intención con este proyecto es presentar una suerte de simulacros que inviten al espectador a cuestionarse conceptos relacionados con el papel y la función del monumento en el espacio público y a que se plantee la estrecha relación existente entre el arte, el poder y la propaganda. Estas variables de ficción no se plantean como alternativas posibles ni deseables, sino como una suerte de parodias acerca de la personificación del poder y la autoridad. Además, quieren invitar a repensar cuestiones relacionadas con la representación de la violencia y la simbología utilizada a la hora de representar cierto tipo de autoridad, sea esta política, militar o religiosa. Al estar concebidas como parodias, estas obras nos presentan unos atributos muy similares a los originales que quieren sustituir, muestran una estética anticuada y en ningún momento se nos antojan como alternativas interesantes. De alguna forma, se nos presentan como escenarios de una realidad paralela donde los retratos de los poderosos han sido sustituidos por los de héroes anónimos. Quizás los protagonistas de un proceso revolucionario que, como tantas veces a lo largo de la historia, parecen incapaces de ofrecer una alternativa a las formas clásicas de ejercer y representar la autoridad y el poder.