Mediante la serie de dibujos que conforman “Propaganda” quiero analizar la estética del poder y sus códigos de representación a lo largo de la historia. Para ello, he empleado una serie de imágenes que han sido utilizadas como propaganda política, militar o revolucionaria desde el antiguo Egipto hasta nuestros días. La selección de estas imágenes responde a unas preferencias personales y a una forma muy determinada de leer e interpretar la historia.
La historia del arte tiene, por lo tanto, una importancia clave en el desarrollo de este proyecto, ya que una buena parte de las imágenes que he utilizado como referencias para realizar estos dibujos corresponden a pinturas y esculturas que a lo largo de los siglos se han utilizado como herramienta política.
La fotografía es, evidentemente, otra fuente de referencia directa, especialmente para aquellas obras que hacen referencia a sucesos acontecidos en los siglos XX y XXI.
Con este proyecto pretendo reflexionar acerca del papel del arte dentro de nuestra sociedad y evidenciar algo que no es nuevo: la dimensión política y social del arte y su inevitable influencia sobre cómo se narra la historia. Tomando como punto de partida el concepto de propaganda, he creado un grupo de obras que ofrecen diferentes perspectivas históricas acerca de cómo se ha utilizado el arte como herramienta ideológica. Algunas de estas obras inciden en la personificación de la autoridad en forma de retrato y su simbología. Otras plantean la representación de la familia como elemento de legitimación política, mientras que otras analizan la representación de la guerra y la victoria militar como herramienta para la cohesión social. Un último grupo de obras analizan la propaganda como oposición al “statu quo”, es decir, la relacionada con los movimientos revolucionarios, contraculturales y de heterodoxia política.
Para esta exposición en Espacio Marzana he seleccionado 6 de las obras más recientes de esta serie, que hacen referencia a esculturas y fotografías pertenecientes a los 3 últimos siglos, desde mediados del siglo XIX hasta el año 2014. Aunque la relación entre las diferentes obras pueda parecer fortuita y sin una aparente intencionalidad, está profundamente meditada y estudiada por mi parte. Mi intención es incitar al espectador a que intente descifrar los nexos de unión entre ellas o por lo menos que lo intente. Este ejercicio de descodificación dependerá de la experiencia personal de cada espectador, de sus conocimientos, ideología e inclinaciones políticas.
Con todo ello, mi intención no es convencer a nadie de nada, solo invitar al espectador a que juegue a un juego para el que son necesarios cierto grado de escepticismo, pensamiento crítico y aversión por la ortodoxia.